José Luis Rodríguez-Chávez

La productividad en los agroecosistemas depende en gran medida de la actividad de diversos microorganismos que establecen relaciones benéficas con las plantas. El efecto benéfico sobre la planta es resultado de la capacidad de algunos de estos microorganismos para fijar el N2 atmosférico y convertirlo en amonio, producir sustancias promotoras del crecimiento como el ácido indolacético, solubilizar fósforo inorgánico a partir de compuestos insolubles, mejorar la estructura del suelo o proteger a la planta frente a organismos patógenos. Los inoculantes microbianos, formulados a base microorganismos como Pseudomonas, Azospirillum, Azotobacter, Bacillus y hongos formadores de micorrizas arbusculares (HMA), entre otros, ayudan a mantener la fertilidad del suelo, promueven la inocuidad de los cultivos, optimizan el rendimiento de las cosechas y favorecen un desarrollo agrícola ecológicamente sostenible.

En los ecosistemas se establecen diversas interacciones ecológicas entre los organismos, algunas de las cuales son absolutamente esenciales para ciertos organismos, mientras que otras pueden ser perjudiciales.

Las plantas establecen interacciones benéficas con diversos microorganismos (bacterias y hongos principalmente) presentes en la rizósfera, el rizoplano y la filósfera. El efecto benéfico de la interacción planta-microorganismo puede ser resultado de la capacidad de los microorganismos para fijar nitrógeno, solubilizar de fósforo, producir sideróforos y fitohormonas, mejorar la absorción de nutrientes, promuever el crecimiento de brotes y raíces, mejorar de la estructura del suelo, o al actuar como agentes de biocontrol o supresión de organismos patógenos. Entre los organismos benéficos utilizados en la agricultura se incluyen Rizobium, Pseudomonas, Trichoderma, Azospirillum, Azotobacter, Rhodococcus, Bacillus, Beijerinckia, Burkholderia, Enterobacter, Herbaspirillum, Klebsiella, especies de Streptomyces, micorrizas. El impacto positivo de estos microorganismos se refleja en diversos parámetros morfofisiológicos de la planta, los cuales provocan un incremento en la productividad e inocuidad de los cultivos y en una reducción en los costos de producción.

En la actualidad, los inoculantes microbianos, incluyendo biofertilizantes, fitoestimulantes y biopesticidas, formulados a partir uno o varios microorganismos benéficos, debidamente seleccionados por su alta eficiencia e inocuidad, representan un medio económicamente atractivo y ecológicamente aceptable para mejorar la cantidad y calidad de cultivos. Además, representan una alternativa frente a las prácticas de la agricultura intensiva, caracterizada por el uso excesivo de fertilizantes inorgánicos y plaguicidas para acelerar la generación de cultivos, y consecuentemente una mayor producción de alimentos, que generaron de manera simultánea problemas de tipo ambiental, ecológico y económico, incluyendo, desarrollo de resistencia, contaminación de mantos freáticos y aguas superficiales, disminución la fertilidad del suelo, intoxicación accidental, casos de envenenamiento, aumento en los costos de producción, y una pérdida significativa de diversidad biológica.

Lecturas recomendadas

Andrews, M., Cripps, M. G., & Edwards, G. R. (2012). The potential of beneficial microorganisms in agricultural systems. Annals of Applied Biology, 160(1), 1-5.

Pazos-Rojas, L. A., Marín-Cevada, V., Morales-García, Y. E., Baez, A., Villalobos-López, M. A., Pérez-Santos, M., & Muñoz-Rojas, J. (2016). Uso de microorganismos benéficos para reducir los daños causados por la Revolución Verde. Rev. Iberoamer. Cienc, 20, 72-85.